Género y Economía solidaria

«Todo cambio social debe basarse en el empoderamiento y la participación de las mujeres; la economía solidaria sólo logrará su propósito con un enfoque transformador de las relaciones de géneroi»

La economía solidaria, en sus múltiples concepciones, se caracteriza por incorporar una serie de elementos como la solidaridad, redistribución y sostenibilidad que cuestionan el sistema económico imperanteii.

La economía solidaria opera a través de empresas colectivas, sin fines de lucro y controladas democráticamente, que adoptan una filosofía de empoderamiento, igualdad en todas las dimensiones e inclusión. Se basa en la proposición de que todas las economías deben sostener y servir al desarrollo humano, como lo ejemplifica mejor la frase popular «personas antes que ganancias». Muy a menudo, aunque no exclusivamente, la economía solidaria tiende a promover y depender de pequeñas y medianas empresas con fuertes vínculos con las comunidades locales.

A nivel global, la economía solidaria puede verse en desarrollos como el movimiento de comercio justo, que garantiza que los productores (por ejemplo, los cafeteros) en los países en desarrollo ganen su parte justa y que los insumos (por ejemplo, los granos de café) se produzcan de manera sostenible. Si bien posee el potencial de reducir las huellas ambientales, particularmente cuando depende de insumos o productos locales que se han producido de manera sostenible, los objetivos generales de la economía solidaria se centran en los aspectos sociales de la actividad económica, con la democracia de base y el empoderamiento en su núcleo. En otras palabras, la búsqueda de estos objetivos sociales puede tener lugar independientemente de las consideraciones ecológicasiii.

En la construcción de iniciativas de desarrollo, aún más si nos referimos al de carácter local, bajo los parámetros de un sistema alternativo social y solidario, la inclusión de la perspectiva de género es fundamental, analizando para ello el papel de la mujer en la sociedad y en el territorio, reconociendo las diferencias de roles y la situación desigualitaria desde la que parten en cualquier ámbito de análisis (económico, social, cultural y ambiental)iv.

Las mujeres son miembros clave para el desarrollo de la economía solidaria, siendo pilares fundamentales del cambio social, sin embargo aún siguen invisibilizadas. Los derechos de las mujeres deben ser garantizados en todos los niveles.

Dentro de la economía solidaria debe de tenerse en cuenta las múltiples identidades y realidades de las mujeres y las diferentes relaciones de poder entre ellas y los varones y también entre ellas mismas.

DR. Calpetic

A propósito de esquemas de economía solidaria…¿Sabías que…el pasado 18 de septiembre se celebró el primer día internacional de la igualdad salarial?

A nivel mundial, los salarios de las mujeres están un 23% por debajo de los sueldos de los hombresv y en México esta disparidad es de 34%vi. Esta situación ya representaba claras desventajas para las mujeres antes de la aparición del COVID19. Sin embargo, esta pandemia ha puesto de manifiesto la inestimable contribución del trabajo realizado mayormente por mujeres, que había venido estando sistemáticamente infravalorado y mal pagado. Más del 70% de la mano de obra en los sectores de salud y cuidados en todo el mundo son mujeres, mientras que el porcentaje de mujeres empleadas en el sector de servicios, incluido el trabajo doméstico, la venta minorista y los servicios de limpieza, se sitúa en más del 58%. La carga de responsabilidades de cuidados aumentó exponencialmente durante el confinamiento, con el cierre de escuelas y guarderías y la suspensión de servicios de cuidados de personas mayores y con discapacidadesvii.

Miembros de la ONU argumentan que la situación de desigualdad de las mujeres en el trabajo alimenta la desigualdad en otras esferas de su vida. Motivos por los cuales hoy mas que nunca es necesario cerrar la brecha salarial y una mejor distribución de tareas al interior de los hogares.

Fuente: Elaboración propia


Los aportes a la economía elaborados desde el enfoque de género en conjunto con los aportes de la economía social cuestionan aspectos relacionados con el patriarcado, la concepción de los trabajos domésticos como una responsabilidad naturalmente femenina, esta asignación es un factor presente en la construcción hegemónica de lo que se ha entendido como «economía», dando lugar a procesos de injusticia estructural.

3 aspectos básicos para una economía solidaria que incluya la perspectiva de géneroviii

Mostrar la realidad, desafíos y avances de las mujeres en la economía solidaria

Dar visibilidad y promover la innovación de las mujeres así como las prácticas igualitarias que favorecen la autonomía socioeconómica

Promover la economía solidaria como una estrategia para mejorar la situación socioeconómica de las mujeres y de las niñas

Sustain Luum, en el marco de su Pilar de Innovación Social y el Pilar de Género, apoya los esfuerzos generados desde la economía solidaria, conceptualizando los aportes de las mujeres y la inclusión de la perspectiva de género como un elemento esencial para el éxito de estas iniciativas y que conduzcan a un verdadero desarrollo sostenible.

Autores: Diana Lahoz (diana@sustainluum.com) Coordinadora del Pilar de Género