Gestión hídrica en el contexto industrial

Disponibilidad y escasez del agua

El agua cubre tres cuartas partes de la superficie de la Tierra; lo que constituye un volumen de aproximadamente 400 millones de kilómetros cúbicos (km3) de agua (Prado & Grieger, 2015). De esta agua, el 97.5% es salada y se encuentra en los mares, mientras que el 2.5% restante es agua dulce.

Sin embargo, el agua disponible para consumo humano y ecosistemas es aproximadamente el 0.77% del total; ya que, del 2.5% mencionado de agua dulce, sólo una pequeña porción se encuentra en lagos, ríos, humedad del suelo y depósitos subterráneos relativamente poco profundos.

Figura 1. Distribución del agua en la Tierra.

FUENTE: Elaboración propia con datos de (Urbano, 2013).


Por otro lado, gran parte del agua teóricamente utilizable se encuentra lejos de las zonas pobladas, lo cual dificulta o vuelve imposible su utilización efectiva (Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, 2017), aunado a que actualmente, la disponibilidad de agua también enfrenta presiones por contaminacióny por la excesiva demanda asociada a la sobrepoblación.

¿Sabías que?

La escasez de agua ya afecta a cuatro de cada 10 personas (OMS).

El impacto de estas presiones en conjunto, provenientes de los diversos usuarios, afectan el suministro de agua, de modo que la demanda sectorial no puede ser del todo cubierta, situación que comúnmente es denominada escasez (ONU-Agua 2012).

La escasez es medida en función de la relación entre los recursos hídricos y la población, por lo que puede tomar un valor en una región (por ejemplo, 1.7 m3 por persona) y otro diferente en una zona distinta (por ejemplo, 1 m3 por persona). Se considera que la escasez puede ser física, que es una limitante de los recursos hídricos para atender la demanda, o económica que está ligada a aspectos de la gestión de los recursos para poder llevar el agua a los usuarios.

Figura 2. Escasez de agua a nivel mundial.

FUENTE: Informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo (UNESCO, ONU-Agua, 2012).



En este contexto, a nivel global, el uso del agua se ha multiplicado por 6 en los últimos 100 años y sigue aumentado a un ritmo constante de 1% anual debido a factores como el aumento de la población, al crecimiento económico y la modificación de los hábitos de consumo (UNESCO, ONU-Agua 2020).

¿Sabías que?

En el período 2008-2017, el volumen concesionado de origen subterráneo para el uso agrupado industrial aumentó en 50.7% (CONAGUA, 2018).

La escasez del agua es de relevancia para la industria, pues las consecuencias de ésta, o los efectos del cambio climático sobre la disponibilidad de los recursos hídricos puede dar lugar a paros en las operaciones, disminución en el suministro de energía, afectar la provisión de materias primas o cortar las cadenas de suministro (UNESCO, ONU-Agua 2020). Por lo anterior, para evitar la escasez, deben cambiarse los hábitos de consumo; tomar conciencia del gasto de agua y emprender acciones para mejorar la eficiencia en su uso.

En México, de acuerdo con fuentes oficiales, el uso agrupado de la industria autoabastecida representa solo el 4.4% del uso consuntivo total pero denota un crecimiento importante a la alza en años recientes (CONAGUA, 2018), para lo cual, ante el surgimiento de conflictos como el de la planta cervecera en Mexicali, B.C.(Forbes, 2019), el debate público sobre las políticas en la materia han planteado el incremento la regulación sobre la industria, ajuste de tarifas y eliminación de subsidios, y una vigilancia más estricta del cumplimiento de la normatividad.

Gestión hídrica para combatir la escasez del agua

Es aquí donde cobra importancia la gestión hídrica, como herramienta para combatir la escasez del agua, y mejorar la manera en que son usados los recursos hídricos. A fin de poder implementar un sistema de gestión hídrico, es necesario comprender su significado e implicaciones.

Aunque de manera sintética, se puede definir a la gestión hídrica como el manejo y administración adecuada del agua, la Global Water Partnership (GWP), ha desarrollado un concepto más elaborado de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH), que la define como un proceso con enfoque intersectorial que promueve el desarrollo y manejo coordinados del agua, la tierra y otros recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar económico y social resultante de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales.

La GIRH está basada en la idea de que los recursos hídricos son un componente integral de los ecosistemas, un recurso natural y un bien social y económico. Implica, asimismo, reformar los sistemas humanos para hacer posible que las personas obtengan beneficios sostenibles e igualitarios de estos recursos (GWP, 2011).

El rol de la industria como usuarios de agua es clave al momento de promover y activar medidas conducentes a mejorar la gestión del recurso (Mallol et. Al., s.f.). La gestión del agua debe ser una preocupación de todas las organizaciones, en cualquier actividad productiva, pues la responsabilidad ambiental de la empresa debe superar el deber legal, implementando acciones de producción más limpia, control de calidad del agua y aprovechamiento adecuado del agua, en pro del desarrollo sustentable.

En las experiencias de la Alianza Latinoamericana de los Fondos de Agua, la iniciativa privada bajo un enfoque de cuenca y de gobernanza, ha complementado la responsabilidad del sector público en la conservación de los recursos, y contribuido, por ejemplo, en reducir los costos de tratamiento de agua y mantener su disponibilidad (Fondos de Agua, 2020).

Figura 3. Estrés hídrico y riesgos para los negocios.

FUENTE: Informe Mundial de las Naciones Unidad sobre el desarrollo de los recursos hídricos (UNESCO, ONU-Agua, 2020).



Asimismo, la gestión del agua involucra la gestión del riesgo de la organización y puede contribuir a la maximización de utilidades y a la generación de nuevas oportunidades de negocio (Bernal, 2009).

Por tanto, para concientizar acerca del uso de este recurso en la empresa e identificar áreas de oportunidad para la optimización de su utilización, es necesario conocer el balance de agua en su empresa; es decir, cuánta agua se requiere en el proceso productivo de bienes o servicios, en qué se está utilizando, cómo se está descargando y si hay fugas en alguna parte de su proceso, entre otros aspectos.

La huella hídrica como herramienta de medición en la gestión hídrica

Una de las principales herramientas de medición para la gestión hídrica es la huella hídrica, un indicador del impacto de las actividades humanas sobre los recursos hídricos en que se analiza el uso total del agua a lo largo de toda la cadena productiva (tanto la que es usada directamente para las actividades cotidianas como el agua usada indirectamente para los bienes y servicios que se consumen) (EsAgua, 2018), ayuda a identificar cómo y dónde el consumo en un lugar, impacta los recursos hídricos de otro lugar, ampliando así la comprensión de la problemática hídrica y de sus alternativas de solución, complementando a otros indicadores y enfoques más tradicionales (Vázquez del Mercado Arribas & Lambarrri Beléndez , 2017).

En las empresas, la huella hídrica puede calcularse para un producto, un proceso o sistema de producción, la cual, en conjunto con la sostenibilidad de una empresa da pauta a la formulación de respuestas para emprender acciones específicas en puntos y momentos críticos y de este modo afrontar los retos de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos y alcanzar los objetivos del sistema dentro de la empresa(Vázquez del Mercado Arribas & Lambarrri Beléndez , 2017).

El análisis de la huella hídrica puede aportar a las empresas numerosos beneficios agrupados en tres ámbitos (ISOdirect Consultora, 2015):

  • Ambiental: pueden lograr una gestión más eficiente del agua y mejora en la calidad de los vertidos que se devuelven al medio.
  • Económico: permite una optimización en los propios procesos, una reducción de costos y, por lo tanto, una ayuda en la toma de decisiones para futuras inversiones.
  • Social: garantiza posicionamiento a las empresas realzando el valor de su marca, y comprometiéndose con la responsabilidad social corporativa además de anticiparse a los requisitos legislativos.

A nivel mundial, existen dos metodologías principales para calcular la huella hídrica; la promovida por la Water Footprint Network, quien creo el concepto de huella hídrica y la descrita en la ISO-14046:2014 basada en el análisis de ciclo de vida.

La reutilización de agua como elemento de economía circular

Por último, una de las principales oportunidades para reducir la huella hídrica de las operaciones de las empresas, es la adopción de sistemas de gestión circular del agua, y del cual la reutilización del agua en el mismo proceso u otros es uno de sus elementos clave.

¿Sabías que?

El 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas (UNESCO, 2017).

El cambio de paradigma que ha llevado al reconocimiento del agua residual como recurso, ha impulsado diversas aplicaciones como el empleo de aguas tratadas para refrigeración en unidades térmicas, el riego de áreas verdes, la recuperación de nutrientes contenidos en los lodos para usos agrícolas, y la recuperación de energía a través del biogás (Banco Mundial, 2020).

Lo anterior se alinea con el ODS no. 6 (Agua limpia y saneamiento), que incluye las siguientes metas específicas (PNUD, 2019):

  • De aquí a 2030, mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial.
  • De aquí a 2030, aumentar considerablemente el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir considerablemente el número de personas que sufren falta de agua.

En el caso de Europa, el Parlamento Europeo ha aprobado un Reglamento sobre reutilización del agua que define los requisitos técnicos para que las aguas tratadas se utilicen con fines agrícolas. Lo anterior con el propósito de evitar que la demanda de usos como el agrícola, industrial y el público continúe abatiendo los niveles de aguas subterráneas (Ooska News, 2020).

Figura 4. Planta de tratamiento de aguas residuales Tenorio en San Luis Potosí, México.

FUENTE: Wastewater: From Waste to Resource. The Case of San Luis Potosí, Mexico (Banco Mundial, 2018).


Finalmente, es necesario recalcar que el agua es un recurso común y el buen uso implica una corresponsabilidad de todos. Según se ha referido, la demanda de agua para las actividades productivas ha contribuido a generar estrés hídrico en diversas regiones, y para el sector industrial, la escasez de agua implicará una desaceleración económica.

Se requiere tener en consideración el impacto propio sobre la disponibilidad y calidad del agua, a través de la evaluación de la huella hídrica, y desarrollar una estrategia de gestión hídrica en los negocios, para proteger al ambiente, reducir los costos y riesgos, y mantener la sostenibilidad de las operaciones hacia el largo plazo.

Referencias

Autores: Eduardo Parra (eduardo@sustainluum.com) experto en Gestión de residuos y agua  y Adriana Ruíz (Luumiere 2019)