La generación de residuos ha existido desde los orígenes del ser humano en consecuencia a las actividades de extracción de recursos naturales. A medida que la población ha ido aumentando se exigen mayor cantidad de recursos para satisfacer sus necesidades, lo que ha provocado que la generación de residuos se agrave drásticamente.

De acuerdo con la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR) los residuos son comprendidos en tres clasificaciones: Residuos Sólidos Urbanos (RSU), Residuos de Manejo Especial (RME) y Residuos Peligrosos (RP). La Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LEEGPA) establece las facultades que tienen los órdenes de gobierno para gestionar los residuos, en el caso de los RSU son de competencia municipal, los RME competencia estatal y los RP son de competencia federal.

Los residuos sólidos urbanos son aquellos que se generan en los hogares, en las vías públicas o dentro de establecimientos, se componen principalmente de residuos orgánicos con poco más del 50%, el resto está compuesto por residuos inorgánicos como cartón, electrónicos, vidrio, plástico, papel, entro otros. Sin embargo, la composición de los RSU se ha ido modificado a través del tiempo; en la época de los 50’s la producción de residuos orgánicos era mayor con 60% a un 70% (Sedesol, 2013). Por lo que se tiene una tendencia a producir cada vez más residuos inorgánicos, provocando que la vida útil de un relleno sanitario disminuya drásticamente en consecuencia al volumen que ocupan.

En 2015, México generó 53.1 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos (RSU), cada habitante produjo cerca de 1.2 kilogramos diariamente. De estos residuos generados aproximadamente el 90% tiene como disposición final un tiradero a cielo abierto o un relleno sanitario mal operado. (SEMARNAT, 2015). La alta generación de residuos se debe especialmente al crecimiento demográfico, a la alta concentración de población en centros urbanos, fabricación de productos de fácil deterioro, el poder adquisitivo y la falta de visón para utilizar los residuos como materia prima para nuevos procesos.

La mayor generación de RSU se tiene en la zona centro del país, como ejemplo, la Ciudad de México tiene una población de 21 millones 581,000 habitantes y una generación per cápita de 1.38 kg por día. En 2018, se generaron 13,073 toneladas de residuos por día y a diferencia de muchos estados no cuenta con sitios cercanos de disposición final, lo que implica que los residuos sean llevados a rellenos sanitarios o tiraderos a cielo abierto del Estado de México o de Morelos aumentando los costos de operación a causa de los largos trayectos; cada día en la Ciudad de México se ingresan a disposición final un total de 8,107 toneladas de residuos, lo que representa un costo de $7 millones por disponerlos diariamente. (SEDEMA, 2019).

Aunado a ello, la mala disposición de residuos implica un impacto negativo al ambiente produciendo degradación de suelos, mantos acuíferos y contaminación de aire, que a su vez causan daños a la salud de la población y a los ecosistemas, así como, proliferación de fauna nociva que son focos de contaminación y enfermedades. La descomposición de residuos orgánicos provoca la emisión de gases de efecto invernadero como metano (CH₄) y dióxido de carbono (CO₂), que resultan altamente peligrosos, dado que al generarse dentro de los rellenos sanitarios estos pueden provocar explosiones e incendios debido a la acumulación de gas, además de que contribuyen al cambio climático. (SEMARNAT, 2012).

Otra fuente importante de contaminación son los lixiviados que se generan debido a la descomposición de los residuos orgánicos que entran en contacto con la humedad, el aire y con el resto de los residuos que se encuentran dentro del lugar. Un aspecto relevante es su potencial toxicidad, la cual dependerá de la composición de los residuos que generen los lixiviados, los cuales inclusive pueden contener metales pesados. Los lixiviados resultan muy peligrosos para la salud de la población y los ecosistemas, si no se cuenta con la infraestructura adecuada para retenerlos, pueden llegar a infiltrarse a los mantos acuíferos y provocar daños severos en la salud de la población.

¿Gestión Integral de Residuos?

Si bien es cierto que la gestión integral de residuos es la que permite llevar acabo las actividades normativas, tecnológicas, administrativas, financieras y todos los procesos necesarios para el manejo adecuado de residuos, desde su generación hasta su disposición final, estas actividades no son llevadas a cabo en gran parte de los estados de México.

Los municipios son los encargados de gestionar los RSU, pero se ven limitados por la falta de recursos y programas, así como, la falta de organización y el desconocimiento del sistema.  La gestión de los residuos en la mayoría de los estados de la república representa un esquema limitado, donde un residuo generado es recolectado y transportado para posteriormente ser llevado a disposición final, ya sea en un relleno sanitario o en un tiradero a cielo abierto.

De todos los residuos generados solo el 9.1% es separado, por lo que solo un mínimo porcentaje es llevado a algún tipo de valorización como el reciclaje, además de que este porcentaje de valorización también se debe a la pepena y al acopio industrial.

Fuente: Equipo técnico EnRes, GIZ México, Dirección General de Fomento Ambiental, Urbano y Turístico SEMARNAT, & Dirección General de Energías Limpias SENER. (2018, septiembre). Proyectos de Aprovechamiento Energético a partir de Residuos Urbanos en México.

Para lograr una gestión integral hay que tener en claro el rol de los diferentes actores clave, como los son los gobiernos, ciudadanos y empresas. El diseñar e implementar políticas e instrumentos normativos y económicos que promuevan la circularidad y la valorización de residuos depende de los gobiernos. El informarse acerca los programas diseñados y llevarlos a cabo, así como la adopción de hábitos de consumo sustentable dependen de los ciudadanos. Las empresas deben adoptar compromisos con la sociedad para informar acerca de su huella ambiental y buscar rediseñar sus procesos y productos con la finalidad de reducir su impacto ambiental, así mismo deben a sumir el ciclo de vida de sus productos.

 

La visión de la gestión circular de los residuos en las ODS

Para el caso del desarrollo sustentable, México se ha adherido a tratados internacionales, dentro de los que destacan la agenda 2030 que tiene como fin el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que involucran una visión completa e interrelacionada con el fin de erradicar problemáticas mundiales; un eje muy importante de los ODS para el manejo de los residuos es el objetivo 12 de producción y consumo responsable, que evita la sobreexplotación y el desperdicio de recursos naturales. Así mismo, tiene la finalidad de prevenir, reducir, reciclar y reutilizar la de generación de residuos, entre otros aspectos. (ONU, 2019)

La economía lineal es el modelo económico actual que se implementa en gran parte de los países y ha sido adoptado bajo el supuesto de que siempre se contarían con recursos naturales para su explotación, sin embargo, ha traído consigo un impacto ambiental incalculable. El mayor fallo de la economía lineal es que busca un crecimiento económico a costa de producir, consumir y desechar, dejando fuera las actividades que permiten reintegra los residuos como fuente de materia prima para los procesos de producción.

Un modelo que nos puede guiar hacia una producción y consumo sustentable y dar cumplimiento al ODS 12, es la economía circular, la cual plantea un enfoque de mayor rendimiento remplazando a la economía lineal. Una economía circular busca, reconstruir el capital, ya sea financiero, manufacturado, humano, social o natural y ofrece oportunidades y soluciones a todas las organizaciones. (Stahel, 2019) .

Fuente: WBCSD. Guía para CEOs sobre la Economía Circular

Alternativas para la valorización de residuos generados por las empresas.

Las empresas que deciden adoptar modelos de gestión de residuos no solo obtienen beneficios ambientales, sino incluso, pueden obtener beneficios económicos al valorizar y reciclar los residuos, ahorrando costos de operación y reduciendo los gastos de gestión. Los cambios en los procesos de producción pueden significar un gran aporte para reducir la generación de residuos, mientras que el diseño de procesos más amigables con el ambiente son una ventaja competitiva que pueden adquirir las empresas posicionándolos en mercados más rentables y productivos.

Actualmente existe una iniciativa para lograr que las empresas envíen menor cantidad de residuos a rellenos sanitarios, esta iniciativa se conoce como Zero Waste to Landfill y tiene como objetivo lograr reducir la generación de residuos y aprovechar los materiales útiles, de manera que los residuos de una empresa puedan ser utilizados como fuente de material para otra, evitando que los residuos lleguen a disposición final. Se basa en los principios de la naturaleza tratando de imitar un estado ideal donde todo material es aprovechado para algún proceso. Actualmente existen empresas que asumen la responsabilidad que tienen con el ambiente, y toman la sustentabilidad como un aporte muy beneficioso para sus negocios.

Unilever

En 2015 Unilever anuncio que más de 240 fábricas habían alcanzado el estado de cero residuos en vertederos son los pioneros de Zero Waste to Landfill, logrando replicar este modelo de manera exitosa en más de 600 sitios en diversos países, demostrando que los residuos pueden ser un recurso alternativo para la fabricación de otros productos. Este modelo les ha beneficiado en gran medida a la rentabilidad de 200 millones de euros, mientras contribuye al desarrollo social creando más empleos y posicionándolos dentro de las empresas más sostenibles. (Unilver, 2016)

En 2019 Unilever anuncio dos grandes compromisos que adoptara para reducir los residuos plásticos:

• Su primer compromiso es que reducirán sus envases de plástico virgen en un 50% para 2025, con un tercio (más de 100.000 toneladas) procedente de una reducción absoluta de plástico.
• Su segundo compromiso es recoger y procesar más envases de plástico de los venden para 2025, cumplirán este objetivo mediante la inversión directa y con colaboraciones para la recolección y el procesamiento de residuos; la compra y el uso de plásticos reciclados en sus envases y la participando en estrategias de responsabilidad extendida del productor en las que Unilever paga directamente por la recolección de sus envases

Al mismo tiempo Unilever potencializará la economía circular dentro de sus operaciones al reducir el número de residuos plásticos, al recolectarlos y utilizarlos para la creación de nuevos contenedores y evitando así la fabricación de plástico virgen. (Unilever, 2019)

Muchas otras empresas optan por el coprocesamiento que consiste en ingresar al horno cementero desechos ya sean RSU, RME o RP que han sido previamente acondicionados para que sirven como energía térmica o materia prima en el proceso de producción del cemento, desechos que se eliminan en forma eficiente sin que se generen nuevos residuos, cenizas o emisiones diferentes a las del proceso original. ((FICEM), s.f.), como ejemplo:

 

Kimberly-Clark de México

En 2018 lograron valorizar 99.58% de sus residuos y solo el 0.42% tuvo como disposición final un relleno sanitario. En 2010 depositaban 55 mil toneladas de residuos celulósicos en rellenos sanitarios, actualmente han logrado valorizar 100% de sus residuos por 8 años consecutivos por medio de coprocesamiento. (Kymberly-Clark de México, 2019).

CEMEX

Cemex ha logrado implementar un modelo de economía circular, aprovechando residuos para generar combustible alterno por medio del coprocesamiento, son considerados “devoradores de basura”, ya que, en 2018 lograron procesar 32 veces más residuos de otros sectores que de la totalidad de lo que ellos generan. Además, dentro de sus procesos de producción de cemento aprovechan los residuos generados, para convertirlos en subproductos como sustituto de cemento o agregados. (CEMEX, 2019).